Mercado laboral y perspectiva de género en México
Juan Pablo López Reynosa
Participante en la XI Escuela de Verano sobre Movilidad Social
Es posible identificar al menos tres etapas donde las mujeres enfrentan las consecuencias de la discriminación de género en México. La primera etapa se refiere al momento previo a la incorporación al mercado laboral, la segunda es durante la etapa donde se esperaría estar dentro del mercado de trabajo y, posteriormente, las repercusiones de la desigualdad de género durante la vejez. Por motivos de simplicidad y debido a las limitantes de la información existente, solo se incluyen dos opciones de género, hombre y mujer.
A causa de la asignación de roles de género y la identidad de género, en México las mujeres enfrentan desincentivos para estar preparadas al momento de entrar al mercado de trabajo. Solís (2016) argumenta que la identidad de género es una construcción social de normas socialmente aceptadas que se le atribuyen a una persona por su sexo, en este caso femenino. Esta identidad de género le adjudica a las mujeres una cultura de cuidado del hogar, infantes y personas adultas, limitando su tiempo para el trabajo y la educación. La misma autora menciona la importancia de deconstruir la identidad de género desde la escuela y la casa para buscar una sociedad que permita tanto a hombres como a mujeres hacer uso de su tiempo con base en sus preferencias.
De acuerdo con Becerra et al. (2018) el 38 % de las personas excluidas del mercado laboral son parte de minorías; de ese conjunto de personas el 57 % se siente excluido del mercado de trabajo por cuestiones de género, abarcando a 1.9 millones de personas, donde el 46 % son menores de 30 años. Otra desigualdad en el mercado laboral se observa en el tiempo disponible de las mujeres para trabajar. Según la OCDE (2018) la desigualdad en el trabajo no remunerado puede explicar la desigualdad en el trabajo remunerado, ya que las mujeres aportan casi el 77 % del tiempo dedicado al cuidado del hogar y de los hijos. Con datos de la ENOE para el primer trimestre del 2020 se puede observar que, en promedio, las mujeres económicamente activas dedican 26.4 horas semanales, mientras que su contraparte masculina solo 8.29. Esta desigualdad en la asignación del tiempo puede ser atribuible a la identidad de género; donde las mujeres cuentan con menos tiempo disponible para trabajar, lo que se traduce en menos crecimiento laboral, menos horas de cotización para el retiro e inclusive entradas y salidas del mercado formal. Aquí radica la necesidad de permisos tanto de maternidad como paternidad, de manera que se comparta el tiempo de cuidado de las y los hijos, y programas sociales como guarderías.
Las desigualdades durante el periodo donde las mujeres son económicamente activas tienen repercusiones directas durante la edad de retiro. Dicho momento del ciclo vital se vuelve una acumulación de las desigualdades experimentadas durante toda la vida. De acuerdo con Murillo-López y Venegas-Martínez (2011) los hombres tienen más probabilidad de permanecer en un empleo formal que les permita alcanzar un retiro; mientras que las mujeres tienen más probabilidad de depender de otras fuentes de financiamiento como prestaciones por viudez o prestaciones no contributivas.
Las distintas desventajas a las que las mujeres se enfrentan son un llamado de atención a la necesidad de mejorar las políticas públicas en el mercado de trabajo en México. Las desigualdades se presentan en las etapas pre, durante y post laboral. Si queremos reducir las brechas de género en el ámbito laboral mexicano es indispensable la incorporación de la perspectiva de género.
Referencias
Becerra M., Delajara M., De la Torre R, Graña, D. (2018) Educación y trabajo digno. Un camino hacia la movilidad social, México: Centro de Estudios Espinosa Yglesias
Murillo-López, Sandra, & Venegas-Martínez, Francisco. (2011) Cobertura de los sistemas de pensiones y factores asociados al acceso a una pensión de jubilación en México. Papeles de población, 17(67), 209-250.
OECD (2018) Construir un México inclusivo: políticas y Buena Gobernanza para la Igualdad de Género, México: INMUJERES.
Solís Sabanero, A. (2016) La perspectiva de género en la educación. En J.A. Trujillo y J.L. García (coords.) Desarrollo profesional docente: reforma educativa, contenidos curriculares y procesos de evaluación (pp. 97-107), Chihuahua, México: Escuela Normal Superior Profr. José E. Medrano R.