Modelos económicos para entender la discriminación
Luis David Sosa Rodríguez
Participante en la XI Escuela de Verano sobre Movilidad Social
¿Es la discriminación un comportamiento racional? Es una pregunta con respuestas desde diversas disciplinas, en este artículo analizamos la respuesta que se ha dado desde la economía. Los modelos en los que nos concentramos son la discriminación por gusto (taste-based discrimination) y la discriminación estadística. Pero antes, debemos definir la discriminación. David Autor (2003) la define como «el trato diferenciado —y negativo— hacía una minoría, en comparación con una mayoría que tiene las mismas características de productividad».
La discriminación por gusto tiene dos vertientes: cuando discriminan los empleadores y cuando discriminan los consumidores. Para fines de este análisis, consideremos que A es el grupo mayoritario que no sufre de discriminación, mientras que B es el grupo minoritario que sufre discriminación. Si los empleadores discriminan, no desean contratar a alguien del grupo B, así que les pagarán un menor salario a determinado nivel de productividad. Dicho de otra manera, dado cierto nivel de productividad: wA > wB donde w es el salario que paga el empleador.
Pero ¿es sostenible esta discriminación? Si para wA = wB la oferta laboral es mayor a la demanda, la discriminación es sostenible, pues no todos los empleados del grupo B pueden unirse a empresas que no discriminen. Sin embargo, si para wA = wB la demanda laboral es igual o mayor a la oferta, las empresas que no discriminan son más competitivas y la discriminación se vuelve insostenible. Resumiendo, la discriminación, en un mercado competitivo, solo es sostenible cuando la mayoría de las empresas discriminan. En México, esta clase de discriminación es común. Por ejemplo, Campos & Arceo (2014) encontraron que, controlando por habilidades, las mujeres de tez blanca reciben más interés por parte de los empleadores que las mujeres de tez morena.
¿Qué pasa cuando los consumidores discriminan? En este caso, los consumidores prefieren ser atendidos por individuos del grupo A que por individuos de B. Aquí, la discriminación no es eliminada por el mercado, pues, aunque los precios pueden subir por la conducta pro-discriminación (para dejar fuera a los individuos B) los consumidores pueden estar dispuestos a asumir dichos costos. Un ejemplo, son las modelos de marcas de ropa. Si el consumidor compra más en tiendas que utilizan modelos de tez blanca está ejerciendo una conducta discriminatoria (consciente o subconsciente) hacia las modelos de tez morena. El mercado, por sí mismo, no castiga esta conducta de los consumidores.
Por otro lado, la discriminación estadística es consecuencia de los prejuicios que utilizan los empleadores para inferir la productividad dada la información incompleta con la que cuentan. Por ejemplo, los empleadores pueden pensar, por experiencias pasadas, que los individuos del grupo A son más productivos que los del grupo B. Por lo tanto, prefieren a un empleado A, aunque no saben su productividad real, sino que se basan solamente en sus prejuicios. Este tipo de discriminación proviene de la falta de información y mientras mayor sea esta, más se darán las actitudes discriminatorias.
Los modelos económicos que explican la discriminación nos sirven para entender la racionalidad detrás de las decisiones de los agentes y las reacciones del mercado. De igual manera, son una herramienta para entender qué clase de políticas públicas se deben diseñar para disminuir la discriminación.
Referencias
Arceo, Eva & Campos, Raymundo (2014) Race and Marriage in the Labor Market: A Discrimination Correspondence Study in a Developing Country. American Economic Review.
Autor, David (2003) Lecture note: The Economics of Discrimination – Theory. Massachusetts Institute of Technology.
Monroy-Gómez-Franco, Luis (2020) ¿Por qué las empresas discriminan? Centro de Estudios Espinosa Yglesias.