¿Existe la equidad en el mercado laboral en México?

La libertad para elegir opciones de acceso al mercado laboral en México no solo está restringida por la desigualdad de oportunidades inherente al bajo nivel educativo de las personas que buscan empleo, o la poca oferta y la mala calidad del empleo en nuestro país.

Diversos estudios y recopilaciones publicados por el CEEY muestran que en México aún persiste una cierta tendencia a discriminar por razones de género, edad o discapacidad en el mercado laboral. De ello se desprende una de las propuestas de política pública presentadas en el libro El México del 2018: Movilidad Social para el bienestar, con el interés de proteger a los grupos vulnerables.

Inequidad: talento desperdiciado

Además de la exclusión de millones de personas del mercado laboral por razones de discriminación, el problema de la desigualdad de oportunidades en el ámbito de trabajo se extiende a la ineficiente asignación de puestos que aquella conlleva. Las labores se distribuyen con base en modelos de rol tradicionales y vínculos sociales o familiares, en lugar de ser asignadas de acuerdo a las habilidades y la capacidad de los individuos. Así, el capital humano se desperdicia y la eficiencia disminuye innecesariamente.

Lo anterior no solamente afecta el rendimiento de la fuerza laboral o la productividad de los agentes económicos, también trae consigo el desaliento y una disminución de las aspiraciones de los trabajadores al ver que su talento y su esfuerzo no son recompensados de manera justa y equitativa. Esto se suma al alto grado de informalidad del mercado laboral en México, caracterizado por un bajo ingreso y la ausencia de protección social, lo que en consecuencia limita la movilidad social y da pie a un círculo vicioso de empleos precarios.

Este círculo vicioso está claramente descrito en El México del 2018, en el que se analizan las condiciones actuales del mercado laboral en combinación con las características de otras dimensiones como la educación, la exclusión financiera o las pensiones; con ello se presenta una imagen más completa de las diversas causas y efectos de la movilidad social, así como de los mecanismos que podrían implementarse para dinamizarla.

La necesidad de eliminar la desigualdad de oportunidades y la discriminación laboral se refleja en el conjunto de leyes y normas establecidas para este efecto y en la creación de organismos e instituciones como el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED). Sin embargo, la vigilancia y la intervención de las autoridades en casos de prácticas de discriminación laboral en el entorno de trabajo formal aún son insuficientes para hacer valer dichas leyes y normas: la inequidad persiste y el talento se desperdicia.

Las limitaciones para acceder al empleo formal por desigualdad de género, por discriminación, o por haberse desarrollado en un bajo nivel socioeconómico aún persisten en nuestro país. Necesitamos apoyar e impulsar políticas públicas que eliminen estas barreras y generen prosperidad a través de una cultura de equidad y justicia social.