Futuro prometedor para las mujeres
Julio Serrano*
Puede ser difícil de creer ante las grandes desventajas que enfrentan en la actualidad, pero el futuro de las mujeres se ve prometedor a raíz de una ventaja en particular.
Por lo pronto, los rezagos son enormes. Bajo casi cualquier métrica económica, las mujeres están peor que los hombres. Múltiples estudios muestran que ganan menos por el mismo trabajo. Su representación en los puestos directivos es muy baja y dentro de los consejos de administración aún menor. En México, solo 9% de las empresas que cotizan en bolsa cuenta con una mujer en sus consejos.
La participación laboral de las mujeres en nuestro país es de apenas 44%, la más baja de América Latina. Como punto de referencia, en Brasil es de 47% y en Ecuador de 53%. En el caso de los hombres es de 76%. La escasa presencia femenina en el mercado laboral no solo afecta a las mujeres, el país sale perdiendo al desaprovechar valiosos recursos humanos.
Aunque afectó a toda la población, la pandemia impactó con más fuerza a las mujeres. Una razón es que los trabajos con alta participación femenina (en hoteles y en restaurantes, por ejemplo) fueron particularmente vulnerables. Otra es que muchas tuvieron que dejar sus empleos para dedicar más tiempo a atender su casa y a cuidar a su familia. De los millones de empleos que perdieron por culpa del coronavirus, solo habían recuperado cerca de la mitad para finales de enero. En contraste, los hombres habían recuperado más de 80%.
A pesar de los rezagos, la situación de las mujeres ha mejorado en los últimos años y todo apunta a que en el futuro estarán mejor posicionadas que los hombres. La razón principal es que se están educando mejor.
Más mujeres están inscritas en educación media superior y superior que hombres. También tienen mayoría en estudios de posgrado. Estos datos son relevantes puesto que, entre mayor escolaridad, más expectativas de ingresos. Y no solo hay más mujeres cursando grados académicos avanzados, varios estudios muestran que se desempeñan mejor que los hombres en la escuela y tienen menos posibilidades de desertar.
Conforme avance la economía de la información, es probable que la prima que ofrece la mayor educación aumente. Un entorno en el que la cabeza tiene más relevancia que la fuerza favorece la educación y, por lo tanto, a las mujeres.
Estar mejor educadas no basta. Otros elementos influyen para salir adelante. Obstáculos como la discriminación y las actitudes machistas afectan las posibilidades de las mujeres de emplearse. Lo mismo sucede por la necesidad de cuidar a familiares en casa y por el embarazo. Falta mucho por hacer para que puedan tener el mismo acceso que los hombres al mercado laboral. Por algo hay tantas mujeres excluidas.
Es frustrante que no se avance más hacia la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Sin embargo, ellas están mejor posicionadas para aprovechar las tendencias laborales del mundo.
*Integrante del Consejo Directivo del CEEY. Correo: [email protected]. Columna publicada originalmente en Milenio el 11 de marzo de 2021.