Igualdad de oportunidades en México, la solución de nuestro país

La base para que obtengamos una prosperidad compartida está en garantizar la igualdad de oportunidades en México. Para lograrlo, debemos asegurarnos de que las políticas públicas instrumentadas doten a toda la ciudadanía de las herramientas que esta requiere para que sus méritos y su esfuerzo sean justamente recompensados y no dependan de sus circunstancias de origen.

Igualdad: elegir con libertad

Generar igualdad es dotar a la población de oportunidades que le permitan construir su camino de vida sin que éste quede limitado por restricciones o factores fuera de su control. Para ello se deben eliminar sesgos y privilegios que no estén relacionados con las capacidades y competencias de los individuos. En otras palabras, se requiere nivelar el terreno.

Esto implica un acceso efectivo a los derechos de los individuos. La participación del Estado en esta materia es indispensable, así como el entendimiento por parte de la población de que los derechos conllevan obligaciones. Bajo un esquema de igualdad de oportunidades, los individuos asumen sus responsabilidades y los resultados de sus esfuerzos sabiendo que la recompensa que reciban será justa.

El estudio del CEEY Movilidad social en México: constantes de la desigualdad nos entrega una serie de análisis en los que se explican las diferentes implicaciones de la desigualdad y las características de las dinámicas de los procesos sociales que influyen en ella. Desde un análisis multidimensional de la pobreza hasta los efectos en preferencias políticas generados por la movilidad social, este estudio compila información que nos permite tener una visión más amplia de las razones para la persistencia en la composición de la desigualdad en nuestro país.

Las limitantes impuestas por la baja igualdad de oportunidades en México significa que existe un gran potencial desperdiciado y por ende un bajo desarrollo económico; el impacto en el mercado laboral se refleja en la limitada generación de empleos de calidad y se cae en un círculo vicioso. De manera similar, la desigualdad en el acceso a la educación, la salud y la seguridad social, más la baja inclusión financiera, incrementan las brechas ya existentes, favoreciendo a los más privilegiados y generando un estancamiento de la movilidad social.

El potencial del capital humano en nuestro país, debido a la falta de igualdad de oportunidades, está siendo desaprovechado, afectando al desarrollo individual a la vez que al desarrollo de la sociedad en conjunto. Eliminar la desigualdad de oportunidades en todas las dimensiones de nuestras vidas derivaría en una disminución de las brechas que obstaculizan nuestra libertad de elección y que frenan el desarrollo que nos permitiría alcanzar el bienestar y la prosperidad compartida.