Raymundo Campos Vázquez

Por décadas, México se ha caracterizado por su baja movilidad social y sus persistentes desigualdades. Una de éstas es sin duda la falta de oportunidades a la que los estratos más bajos de la escalera social se enfrentan. Y es que la pobreza no es lo único que se transmite… las habilidades cognitivas y las socioemocionales juegan asimismo un rol dentro de la formación de la persona. Los ingresos bajos, por desgracia, constituyen una fuerte limitante para que los padres de familia puedan invertir en el desarrollo pleno de sus hijos.

El que las inversiones educativas queden casi reservadas para los estratos altos, obliga a que el Estado responda con programas de asistencia social para la población vulnerable. Países como los Estados Unidos han logrado instrumentar programas de intervención temprana y que resultan en movilidad social ascendente para los beneficiarios. ¿Por qué México, a pesar de ser el miembro de la OCDE que más gasta en educación como porcentaje del gasto público, año con año obtiene los peores resultados en este rubro?

Raymundo Campos no sólo presenta una detallada revisión de la literatura en cuanto a las intervenciones en países desarrollados, sino que analiza a profundidad temas polémicos: desde las variaciones en cociente intelectual con base en el estrato socioeconómico hasta el estrés que implica vivir en un estado de pobreza y las repercusiones de ésta en el desarrollo óptimo de las personas.

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