La importancia de la capacitación para el trabajo en México

La pertinencia de la educación es un elemento vital para el acceso al trabajo en México, especialmente ahora que las características de los mercados laborales están sufriendo importantes transformaciones.

Los retos impuestos por los avances tecnológicos, la automatización en centros de trabajo y el desarrollo de diferentes opciones laborales gracias al advenimiento de las comunicaciones globales que permiten a los empleados trabajar desde sus hogares, requieren ser abordados desde una plataforma educativa enfocada al desarrollo de habilidades, destrezas y competencias básicas para fomentar la igualdad de oportunidades en México.

Capacitación para el trabajo

Alrededor del 13% de la población económicamente activa (PEA) se encontraba en su primer empleo en 2017, pero solo un poco más del 1% había recibido capacitación para llevar a cabo sus labores. A esto debemos añadir el hecho de que el número de instituciones dedicadas a impartir capacitación específica para el trabajo es muy bajo, al igual que la matrícula (en el ciclo escolar 2016 – 2017 esta fue de un poco menos de dos millones de individuos).

Los programas que el gobierno federal está implementando, específicamente el destinado a los jóvenes que no estudian y no trabajan, “Jóvenes Construyendo el Futuro”, tienen el potencial de mejorar esta situación y ayudar a reducir la informalidad en el trabajo y fortalecer a los sistemas de capacitación laboral de las empresas a través de incentivos adecuados. No obstante, el programa mencionado tiene muchas áreas de oportunidad para su mejora, como lo advirtió el CEEY en su nota de política pública del 11 de diciembre de 2018. Asimismo, se deberían fortalecer también los programas de educación continua y proyectos orientados a eliminar los rezagos educativos de la población adulta. Esto le dará a los trabajadores una mejor oportunidad de desarrollo y movilidad laboral.

Dentro del esquema de capacitación como parte del sistema educativo, también existen problemas en el nivel medio superior, en el que el bachillerato tecnológico y el profesional técnico presentan las tasas de deserción y eficiencia terminal más bajas. Esto nos indica la necesidad de atender no solo el desarrollo de habilidades socioemocionales sino también impulsar el interés de los estudiantes en la consecución de competencias “duras” que amplíen su abanico de oportunidades futuras para conseguir un empleo digno.

La educación vocacional requiere del establecimiento de instituciones y programas que además de capacitar a los futuros empleados, también preparen a los futuros capacitadores para de esa manera involucrar al mercado laboral en el desarrollo de sus mismos trabajadores. Estas actividades deben ser incluyentes y atender problemas como la desigualdad de género y el empleo precario: la intención final es estimular la creación de empleos dignos y seguros e impulsar la movilidad social laboral.

Si aprovechamos las lecciones observadas en otros tiempos y regiones del mundo, podremos establecer políticas públicas que le den solución a las imperfecciones del sistema y eliminen los obstáculos impuestos por la falta de empleos de calidad y de capacitación adecuada para los trabajadores.