La movilidad social en México comparada con otros países
La desigualdad de oportunidades y el estancamiento de la movilidad social en México son características que el resto de los países comparte con el nuestro y las diferencias en los logros alcanzados entre ellos nos presentan interesantes puntos de comparación que pueden ser utilizados como base de partida para el desarrollo de políticas públicas.
El reciente reporte ¿Un ascensor social descompuesto? Cómo promover la movilidad social de la OCDE hace un llamado a la población y a los gobiernos para trabajar de manera conjunta en la reducción de las desigualdades y las brechas socioeconómicas. De igual manera, este reporte hace resaltar un cálculo interesante que vale la pena considerar: el número de generaciones que requiere un descendiente de una familia pobre para alcanzar el nivel medio de ingresos en su país (para países miembros de la OCDE). Esta cifra va desde 2 generaciones en países nórdicos, hasta más de 9 en algunas economías emergentes.
Desigualdades en todas las dimensiones
La medida más común para indicar la desigualdad en la distribución del ingreso o la riqueza es el coeficiente de Gini. De acuerdo a los datos publicados por el Coneval, el coeficiente de Gini para México fue de 0.498 en el 2016, equiparable a la situación que prevalecía en nuestro país en 1984, lo que nos ubica en uno de los lugares más bajos entre los países de la OCDE pero dentro del promedio en América Latina. Este mismo patrón se presenta en la distribución de la riqueza total entre el 10% más rico, que fue de 39.7% para nuestro país en el 2014.
Otro indicador relacionado es el porcentaje de niños viviendo en pobreza relativa que, de acuerdo a información de la OCDE, en México es uno de los más altos, cercano al 20%. Todo esto refleja la condición de baja movilidad social en los extremos de la escala socioeconómica que observamos en el país.
En términos de educación, la movilidad intergeneracional ha permanecido baja en comparación a otros países. Los resultados de diversas pruebas de desempeño educativo siguen colocando a México en un lugar bajo, exponiendo el rezago educativo y las deficiencias del sistema. Los recursos asignados a la educación están por debajo de la media de la OCDE con excepciones en algunos rubros, generando desigualdades dentro del mismo sistema y contribuyendo a la baja movilidad educativa.
Por lo que respecta a la salud y la seguridad social, elaborar una comparativa presenta un número de dificultades debido a la amplitud del tema y su natural complejidad, particularmente por la fragmentación que presentan los sistemas de salud en México y la informalidad laboral que influye en el acceso de las personas a estos, además de afectar a la captación de información confiable. Aun así, podemos hacer uso de indicadores como el Índice de Desarrollo Humano, que incluye la expectativa de vida en sus mediciones y que nos ubica en la posición 77 como un país de alto desarrollo con una ligera tendencia ascendente.
Resumiendo, la movilidad social en México es similar al promedio mundial, en donde el peso del hogar de origen es alto y los extremos de la escala socioeconómica son “pegajosos”, permitiendo que la desigualdad de oportunidades se estanque.