La educación en México y su influencia en la ocupación

La movilidad social absoluta con respecto a la educación en México ha mostrado una tendencia ascendente a lo largo de los años, generada principalmente por el incremento en su cantidad. Sin embargo, el mercado laboral no ha crecido al mismo ritmo que la escolaridad y la retribución no corresponde a la calificación de los trabajadores.

Los resultados arrojados por diversos estudios nos indican que, a pesar de la ascendente movilidad intergeneracional educativa, una vez que las personas ingresan a la fuerza laboral, su movilidad intrageneracional es baja.  

¿Alta oferta y baja demanda, o mala calidad?

Una de las causas exploradas para explicar el desequilibrio entre escolaridad y ocupación es el bajo crecimiento de la demanda laboral y la falta de empleos de alta calidad en el país. En el libro del CEEY México, ¿el motor inmóvil? se incluyen diferentes análisis que muestran un número de posibles escenarios en los que el volumen de oferta de trabajadores con educación superior rebasa a la demanda laboral, generando modificaciones a la estructura de los salarios y por ende afectando a la movilidad ocupacional.

También se puede argumentar que, aun cuando el acceso a la educación ha mejorado, la calidad de la misma ha disminuido y su influencia en la ocupación o el ingreso sería mínima. Esto apunta a que la situación de la demanda laboral es la que tiene influencia sobre la educación, afectando a las decisiones de las personas para invertir en su educación al no ver recompensado de manera equitativa el fruto de sus esfuerzos.

La informalidad y el bajo desarrollo económico de nuestro país han tenido un efecto negativo en la generación de empleos calificados, lo que aunado a la baja movilidad social provoca que la distribución de puestos laborales no corresponda a los conocimientos y habilidades de las personas, y que en cambio su condición socioeconómica de origen tenga una mayor influencia para la asignación de dichos puestos, dando pie al círculo vicioso de la desigualdad de oportunidades y la baja productividad.

La vinculación del sistema educativo con el mercado laboral es una necesidad que debe ser replanteada con base en los hallazgos y los análisis realizados por los grupos de expertos y, al igual que la retroalimentación entre el desarrollo económico y la reducción de las desigualdades en ingreso fomentan la movilidad social, la adecuada interacción entre los agentes educativos y los generadores de empleo impulsará la inversión en capital humano, reduciendo el estancamiento económico y social.

La educación por sí misma no puede impulsar el crecimiento de la economía si no existe un mecanismo que la complemente, le dé pertinencia y la haga redituable. Las políticas públicas deberán ocuparse de eliminar la desigualdad del retorno educativo en el mercado laboral, en el entendido de que la educación va más allá del simple logro en ingresos o demanda de trabajo y de esta manera conseguir que la educación en México sí tenga una influencia positiva en la ocupación.

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2018-09-14T06:57:20-05:00