Foto: El Financiero

No hay que exagerar con lo de Banxico

Julio Serrano*

Furor ha causado la decisión del Presidente de no reelegir por otros seis años a Alejandro Díaz de León como gobernador del Banco de México. Muchos analistas califican la medida como un atentado a la autonomía de la institución. Algunos incluso acusaron a López Obrador de querer destruirla. No es para tanto. Hay que dimensionar las cosas.

Banxico está lejos de dejar de ser autónomo. Que un jefe de Estado se queje del banco central no es exclusivo de México. Es más común de lo que pensamos. Incluso en Estados Unidos, un ejemplo de institucionalidad, sucede. Los objetivos de los bancos centrales y de los gobiernos divergen frecuentemente. Mientras los primeros buscan controlar la inflación a como dé lugar, los segundos quieren estimular la economía. Es natural que entren en conflicto las fuerzas económicas con las políticas.

No debería sorprendernos que López Obrador haya decidido no renovar la gestión de Díaz de León. De nuevo, no es inusual que esto suceda. Está en todo su derecho de nombrar a alguien de su agrado. Así lo hizo, por ejemplo, Calderón en su sexenio. Las reglas están diseñadas para hacer cambios. Hay quienes tienen miedo de que nombre a un gobernador a modo. Lo veo difícil. De entrada, cualquier propuesta del Presidente tiene que ser ratificada por el Senado. Además, tenemos una buena idea del tipo de candidato o candidata que puede proponer debido a que ya le tocó nombrar a tres subgobernadores: Jonnathan Heath, Gerardo Esquivel y Galia Borja. Todos se han desempeñado con independencia. Ninguno puede ser acusado de ser un títere de López Obrador. 

Es verdad, la manera en la que el Presidente criticó a Banxico por no utilizar sus excedentes para apoyar proyectos del gobierno es reprobable. No hay mucha discrecionalidad. Existen criterios de asignación. Los subgobernadores también participan en la decisión. El propio Esquivel, ningún campeón de la causa conservadora, defendió que Banxico no haya asignado los excedentes al gobierno. Reprochable también es el ataque personal a Díaz de León, al cual acusó —sin fundamento alguno— de participar en el escándalo de Fertinal. La iniciativa de ley que presentó Morena en el Congreso para obligar al banco a captar el exceso de dólares en efectivo (la cual, por fortuna, no prosperó) fue otro desafortunado incidente.

Sin embargo, aunque lo anterior es condenable, son más ladridos que mordidas. Banxico continúa actuando con autonomía y muchos inversionistas piensan que así seguirá. Prueba de ello es que después del anuncio de no reelegir a Díaz de León, los mercados financieros, incluido el tipo de cambio, no se alteraron. Entiendo por qué tantos analistas saltaron en defensa de la autonomía de Banxico. El Presidente ha atacado a varios organismos autónomos y es fundamental protegerlos. Más vale sobrerreaccionar y curarse en salud. Pero también es importante poner las cosas en perspectiva y no ahogarnos en un vaso de agua. 

*Consejo Directivo del CEEY. Correo: [email protected]. Columna publicada originalmente en Milenio el 20 de mayo de 2021.

2021-05-31T14:14:52-05:00