La economía informal y la igualdad de oportunidades en México
La informalidad conlleva una serie de condiciones que representan una barrera para la igualdad de oportunidades en México, difícil de franquear y generadora de un círculo vicioso pertinaz y dañino.
Empleo precario, dificultades de acceso a la seguridad social, baja productividad, desperdicio de talento y disparidades regionales, entre otros, son factores impulsados por la informalidad, y que inciden en el detrimento de la movilidad social en nuestro país.
El impacto de la informalidad
La informalidad no es un fenómeno exclusivo de México, América Latina, o los países en desarrollo; prácticamente en todo el mundo podemos observar la existencia de sectores informales en mayor o menor grado. De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo, alrededor de 2,500 millones de personas globalmente se ven privadas de un trabajo digno y condiciones decentes y seguras por encontrarse laborando dentro de un esquema informal y los esfuerzos por lograr una transición a una economía formal están rindiendo frutos, pero a un ritmo más lento de lo deseado.
En una economía informal, los derechos de los trabajadores se ven vulnerados por el simple hecho de no contar con la oportunidad de acceder a ellos. Las diversas prestaciones de que gozan los empleados formales no están disponibles para los informales, afectando su capacidad para atender problemas de salud y necesidades financieras o contar con la capacitación necesaria para su desarrollo laboral, promoviendo así su estancamiento socioeconómico e impidiéndoles alcanzar sus aspiraciones. De igual manera, la baja calidad de los ingresos y la falta de protección social de los trabajadores informales, contribuye a ampliar la brecha en la desigualdad de oportunidades y la discriminación laboral.
A esto le podemos sumar las dificultades que enfrentan tanto los empleados como los empleadores informales para formar agrupaciones que les permitan desarrollar relaciones más eficientes y productivas para ambos en conjunto con las autoridades, orientadas a implementar condiciones de trabajo dignas y adecuadamente remuneradas.
Otra consecuencia de la informalidad, particularmente bajo las circunstancias económicas que imperan en nuestro país, es la inserción temprana al mercado laboral y la deserción escolar, incrementando así las posibilidades de caer en el círculo vicioso del empleo precario, impulsando la persistencia de la pobreza y de la baja movilidad social. Si bien la economía informal no tiene una estructura homogénea y puede, bajo determinadas circunstancias, ser una mejor alternativa para algunos individuos, la informalidad es —en términos generales— generadora de desigualdades, y la variedad de sus características debe ser adecuadamente analizada para poder diseñar y poner en práctica las políticas públicas que permitan su eliminación paulatina en donde así se requiera.